miércoles, 17 de junio de 2009

edad de los metales

Edad de los Metales



La Edad de los Metales es el periodo de la evolución tecnológica de la humanidad caracterizado por el desarrollo de la metalurgia; comienza antes del V milenio a. C. y acabaría en cada lugar con la entrada en la Historia, para buena parte de Europa en el I milenio a. C. Es parte de la Prehistoria en Europa, así como en la mayor parte del mundo, a excepción de en Oriente Medio, que coincide con el desarrollo de la escritura y por tanto con la Historia. Cuando existen testimonios escritos indirectos se considera también Protohistoria. De todos modos, dado que no existe una ruptura (excepto arbitraria) en el desarrollo de esta tecnología metalúrgica entre la Prehistoria, la Protohistoria y la Historia, en este artículo se incluyen adelantos del trabajo con metales que se dan en periodos claramente históricos. La política se caracterizó por una centrealisación y acumulación del poder pólitico y religioso en manos a las elites,le negaban derechos a las mayorias, generando una mentalidad dogmática.

El cobre

El
cobre, junto con el oro y la plata, es de los primeros metales utilizados en la Prehistoria, tal vez porque, a veces, aparece en forma de pepitas de metal nativo. El objeto de cobre más antiguo conocido hasta el momento es un colgante oval procedente de Shanidar (Irán), que ha sido datado en el año 9500 a. C. Sin embargo, esta pieza es un caso aislado, ya que no es hasta 3000 años más tarde cuando las piezas de cobre martilleado en frío comienzan a ser habituales. En efecto, a partir del año 6500 a. C., en varios yacimientos se han encontrado piezas ornamentales y alfileres de cobre manufacturado a partir del martilleado en frío del metal nativo, tanto en los Montes Zagros (Ali Kosh en Irán), como en la meseta de Anatolia (Çatal Hüyük, Çayönü o Hacilar, en Turquía).
Varios siglos después se descubrió que el cobre podía ser extraído de diversos minerales (
malaquita, calcopirita, etc.), por medio de la fusión en hornos especiales, en los que se insuflaba oxígeno (soplando por largos tubos o con fuelles) para superar los 1000º C de temperatura. El objeto de cobre fundido más antiguo que se conoce procede de los Montes Zagros, concretamente de Tal-i-Blis (Irán), y se data en el 4100 a. C., junto a él se hallaron hornos de fundición, crisoles e incluso moldes.





La técnica de fundición del cobre es relativamente sencilla, siempre que los minerales utilizados sean
carbonatos de cobre extraídos de algún yacimiento metalífero; la clave está en que el horno alcance la temperatura adecuada, lo cual se conseguía inyectando aire soplando o con fuelles a través de largas toberas. Este sistema se denomina «reducción del metal». Se mezclaba el mineral triturado, por ejemplo, malaquita (carbonato de cobre), con carbón de leña. Con el calor las impurezas van liberándose en forma de monóxido y dióxido de carbono, reduciendo el mineral a un cobre relativamente puro; al alcanzar los 1000º C, el metal se licúa depositándose en la zona inferior del horno. Un orificio en el fondo del horno permite que el líquido candente fluya hacia el exterior, donde se recoge en moldes; parte de la escoria queda en el horno y las impurezas del mineral flotan en el metal fundido, por lo que es fácil eliminarlas con un utensilio llamado escoriador.
Como el cobre podía volver a fundirse muchas veces, éste solía convertirse en lingotes, a veces con una forma peculiar (como los del Mediterráneo oriental, que recuerdan al pellejo de un animal), para luego fabricar diversos objetos por fusión y colado en moldes. El cobre es muy
maleable y dúctil, podía martillarse en frío o en caliente, con lo que se duplicaba su consistencia y dureza. En cualquier caso, resultaba imposible eliminar todas la impurezas del cobre, pero, mientras que algunas eran perjudiciales, como el bismuto, que lo hace quebradizo, otras eran beneficiosas, como el arsénico, que reduce la formación de burbujas en su fundición, pues impide la absorción de gases a través de los poros del molde, asegurando un producto de mejor calidad. El cobre con alto contenido natural en plomo es más blando, lo cual puede ser una ventaja para fabricar recipientes por medio del martilleo de una plancha en forma de disco, curvándola en forma cóncava, para elaborar calderos o cuencos; incluso podía ser repujado. Algunos metalurgistas consideran que estos cobres con impurezas beneficiosas son, en realidad, «bronces naturales».


pepita de cobre nativo Lingote de cobre del Egeo



El bronce

El bronce es el resultado de la aleación de cobre y estaño en una proporción variable (en la actualidad se le añaden otros metales como el zinc o el plomo, creando los llamados bronces complejos). La cantidad de estaño podía variar desde un 3% en los llamados «bronces blandos», hasta un 25% en los llamados «bronces campaniles» (a mayor cantidad de estaño, más tenacidad, pero también menos maleabilidad): en la Prehistoria la cantidad media suele rondar el 10% de estaño. Se supone que fueron los egipcios los primeros en añadir estaño al cobre, al observar que éste le daba mejores cualidades, como la dureza, un punto más bajo de fusión y la perdurabilidad (ya que el estaño no se oxida fácilmente con el aire y es resistente a la corrosión). Además. el bronce es reciclable, pudiéndose fundir varias veces para obtener nuevos objetos de otros ya desechados. La técnica de trabajo del bronce es virtualmente idéntica a la del cobre, por lo que no vamos a incidir en ello (la única dificultad reside en exceder la temperatura adecuada, lo que podría provocar que el mineral se echase a perder por oxidación). A título de comparación se pueden confrontar el cobre puro, el cobre arsenical y el bronce (con un 10% de estaño) en la tabla de correspondencia que muestra la dureza relativa de los metales:









Dureza relativa de los metales HB


Edad del hierro



En arqueología, la Edad del Hierro es el estadio en el desarrollo de una civilización en el que se descubre y populariza el uso del hierro como material para fabricar armas y herramientas. En algunas sociedades antiguas, las tecnologías metalúrgicas necesarias para poder trabajar el hierro aparecieron de forma simultánea a otros cambios tecnológicos y culturales, incluyendo muchas veces cambios en la agricultura, las creencias religiosas y los estilos artísticos, aunque ese no ha sido siempre el caso.
La Edad del Hierro es el último periodo principal en el sistema de las
tres edades, usado para clasificar sociedades prehistóricas, y es precedido por la Edad del Bronce. Su fecha de aparición, duración y contexto varía dependiendo de la región estudiada. La primera aparición conocida de sociedades con el nivel cultural y tecnológico correspondiente a la Edad de Hierro se da en el siglo XII a. C. en dos lugares: en el Antiguo Oriente Próximo, en la antigua India (con la civilización Védica, posterior a la Rig Vedá) y en Europa, durante la Edad Oscura griega. En otras regiones europeas, el inicio de la Edad de Hierro fue muy posterior; no se desarrolló en Europa central hasta el siglo VIII a. C., y hasta el siglo VI a. C. en el norte de Europa. En África el primer exponente conocido del uso del hierro mediante fundición y forja es la cultura Nok, en la actual Nigeria, hacia el siglo XI a. C.
La Edad del Hierro también acabó en periodos distintos dependiendo de la región: en la zona del
mar Mediterráneo acabó con el inicio de la tradición histórica durante el periodo Helenístico y el Imperio Romano; en la India, con la llegada del Budismo y el Jainismo; en China, con el inicio del confucianismo; y en el norte de Europa, se mantuvo hasta la Alta Edad Media.
La Edad de Hierro se corresponde aproximadamente con el momento en que la producción de hierro era la forma más sofisticada de
metalurgia. La dureza del hierro, su alta temperatura de fusión y la abundancia de fuentes de mineral de hierro lo convirtieron en un material mucho más deseable y barato de obtener que el bronce, lo que contribuyó de forma decisiva a su adopción como el metal más usado. Nunca hubo una Edad del Hierro propiamente dicha en América y Australasia, ya que en esas regiones las tecnologías para trabajarlo fueron introducidas por la colonización europea.


Hacia la Edad del Bronce medio, empezaron a aparecer en Anatolia, Mesopotamia, el Subcontinente Indio, el Levante, las costas del mar Mediterráneo y Egipto, cantidades cada vez mayores de objetos de hierro de fundición, distinguible del hierro meteórico por la ausencia de níquel. En algunos lugares, su uso parece haber sido ceremonial, y el hierro era un metal caro, mucho más que el oro. Algunas fuentes sugieren que el hierro se fabricaba en algunas partes como subproducto del proceso de obtención de cobre, y que no era obtenible por separado mediante la metalurgia de la época.
Sin embargo, en
Anatolia el hierro se producía de forma sistemática a partir de una fuente de hierro meteórico, no muy lejos de vetas explotadas de otros metales durante la Edad de Bronce. De ahí surge el uso y producción más antiguos de objetos de hierro. Las recientes investigaciones arqueológicas en el valle del Ganges, en la India, descubrieron un primer uso y trabajo del hierro hacia el 1800 a. C.[2] .
Alrededor del
1200 a. C., el hierro era profusamente utilizado en Oriente Medio, pero aún no reemplazó al uso dominante del bronce durante algún tiempo. Hacia el 1800 a. C., por razones aún desconocidas para los arqueólogos, el estaño escaseó en el Levante, lo que llevó a una crisis en la producción del bronce. El cobre también parecía escasear. Varias civilizaciones "piratas" del Mediterráneo empezaron a atacar las ciudades fortificadas a partir del 1700 a. C. - 1800 a. C. con la intención de saquear el bronce para refundirlo y convertirlo en armas. Anatolia había sido durante mucho tiempo un gran productor de bronce, y su uso del hierro (desde el 2000 a. C. en adelante) permitió la existencia hacia el 1500 a. C. de una tecnología de armas superiores a las de bronce.
En
África occidental, la producción de hierro comenzó casi en la misma época, y parece claro que fue una invención independiente y simultánea. Los lugares que contenían mineral de hierro desarrollaron una preeminencia en el último mileno adC que mantendrían en el futuro. La tecnología militar diseñada para aprovechar el uso del hierro se originó en Asiria, quien de hecho parece que consideraba la ciudad de Troya como un puesto comercial (una cabeza de maza encontrada en 1902 en las ruinas de Troya, fechada en el 1200 a. C., es probablemente de producción asiria). En cualquier caso, el comercio de hierro entre Asiria y la ciudad independiente de Troya estaba ya bien establecido en esas fechas, y el secreto de su producción era celosamente guardado por los asirios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario