miércoles, 17 de junio de 2009

Etapas en la evolución humana

Los pre-australopitecinos


Los primeros posibles homínidos bípedos (Hominina) son Sahelanthropus tchadiensis (con una antigüedad de 6 ó 7 millones de años), Orrorin tugenensis (unos 6 millones de años) y Ardipithecus (entre 5,5 y 4,5 millones de años). Debido a la escasez de restos fósiles y a lo fragmentario de los mismos, no hay acuerdo general sobre si estos primeros homínidos fueron totalmente bípedos.




Los australopitecinos











Reconstrucción de Australopithecus afarensis.


Los primeros homínidos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente bípedos son los miembros del género Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy completos (como el de la famosa Lucy).
Este tipo de homínido prosperó en las sabanas arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones de años atrás con notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se inició hace unos 2,8 millones de años y que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopithecus se especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originado a Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente más carnívoros, originando a los primeros Homo.





Homo rudolfensis








Homo rudolfensis es una especie de hominino fósil, propuesta por Valerii P. Alexeev en 1986,cuyo espécimen tipo es el KNM-ER 1470, encontrado en Koobi Fora (orilla oriental del Lago Turkana, antes lago Rodolfo), por Bernard Ngeneo, un miembro de equipo de Richard Leakey, en 1972. Alexeev lo designó en 1986 como Pithecanthropus rudolfensis, aunque quienes lo consideran una especie distinta lo asignan al genero Homo o al género Australopithecus.

Características


Algunos paleoantropólogos dudan de que sea una especie diferente de Homo habilis, pero ésta es la opinión dominante en la actualidad, debido a unas marcadas diferencias morfológicas, entre las que hay que distinguir las siguientes: forma de la cara (principalmente en la región supraorbital y malar, que presenta muy larga, profunda e inclinada hacia delante); medidas craneales en su conjunto (un 45% de las medidas que se compararon entre las dos especies superan el dimorfismo sexual de los gorilas) y el volumen craneal (alrededor de los 750 cc, frente a los 500 cc del Homo habilis), aunque en 2007 la capacidad craneana de Homo rudolfensis ha sido estimada por Timothy Bromage, antropólogo de la Universidad de Nueva York en 526 cc. Asimismo, anatómicamente el Homo rudolfensis tiene, respecto al Homo habilis, una cara más plana, unos dientes post-caninos más amplios y con raíces y coronas más complejas y esmalte más grueso.

Antigüedad


El Homo rudolfensis habitó en un periodo de tiempo comprendido entre 2,4 (edad del espécimen fósil UR 501) y 1,9 millones de años, en el este de África, por lo que se considera contemporáneo del Homo habilis, así como de otros homínidos, como el Paranthropus boisei. Su área de dispersión parece haber sido exclusivamente el este africano, por lo que muchos paleoantropólogos lo consideran un endemismo.

Relaciones


A partir del descubrimiento del Kenyanthropus platyops (Meave Leakey, et al. 1999), se acepta que Homo rudolfensis podría haber evolucionado a partir de Kenyanthropus; si bien existen otras hipótesis sobre sus relaciones filogenéticas.
Finalmente, el hecho de la coexistencia de estas dos especies africanas (Homo rudolfensis y Homo habilis), ha llevado a algunos autores a sugerir un interesante debate alrededor de la coexistencia de dos especies inteligentes, pues parece estar clara la asociación de Homo habilis con las industrias líticas de Olduvai y Homo rudolfensis con las del lago Turkana, que todavía no ha llegado a sus últimas consecuencias.
El hallazgo de dos fósiles, un hueso de mandíbula de Homo habilis de 1,44 millones de años y un cráneo de Homo ergaster de hace 1,55 millones de años, en el norte de Kenia, por un equipo de expertos liderado por Meave y Louise Leakey, además de demostrar que ambas especies coexistieron, ha dado nuevos argumentos para sostener la hipótesis según la cual, Homo ergaster desciende de Homo rudolfensis. Algunos expertos sostienen que H. ergaster y H. rudolfensis fueron especies hermanas descendientes de alguna otra que vivió en África, de 2 a 3 millones de años antes del presente.



Homo habilis

Homo habilis es la especie más antigua del género Homo. Vivió aproximadamente desde 2,5 hasta ca. 1,44 millones de años antes del presente, al comienzo del Pleistoceno. El descubrimiento de esta especie se debe a Mary y Louis Leakey, quienes encontraron los fósiles en Tanzania, África, entre 1962 y 1964. Está generalmente aceptado que Homo habilis es la primera especie del género Homo, si bien hoy día algunos ponen en duda su pertenencia al género y ubican a Homo rudolfensis en el primer lugar.
Su nombre significa "hombre habilidoso" y hace referencia al hallazgo de instrumentos líticos confeccionados por éste. Se han realizado estudios detallados de los restos óseos de sus manos para verificar si realmente sería posible que este Homo los hubiera realizado. Los científicos concluyeron que era capaz de prensión de agarre para realizar las manipulaciones necesarias en la fabricación de utensilios de piedra; probablemente,era carnívoro oportunista.
Se observa en ellos un importante incremento en el tamaño cerebral con respecto a Australopithecus, que se ha calculado entre 650 cm³ y 800 cm³, en el cráneo aplastado "1470", encontrado en Koobi Fora.
Los restos se han hallado en Kenia, en la localidad de Koobi Fora y en Tanzania, en la conocida Garganta de Olduvai.


Característicasfísicas


Las principales características son las siguientes: Cráneo más redondeado. Incisivos espadiformes.
Molares grandes y con esmalte grueso.
Ausencia de diastema.
Foramen magnum (hueco occipital) ubicado más hacia el centro.
Rostro menos prognato que los australopitecinos.
Incisivos más grandes que los australopitecinos.
Cara corta.
Dedos curvos de pies y manos: lo que indicaba que aún utilizaban los árboles.
La posición bípeda en las hembras provoca una reducción de la pelvis que tiene como consecuencia un adelanto de los partos (lo cual implica prematuración del neonato, un mayor tiempo dedicado a la crianza y así la necesidad de mantener vínculos sociales fuertes que potencialmente coadyuvan al desarrollo de una cultura).
Mayor capacidad neurocraneana 650 cm³.

Diferencias con los australopitecinos
Analizando algunos de los restos óseos recuperados se puede reconocer que se trata de una especie con un aspecto mucho más humano que el encontrado en los australopitecinos. La cabeza del fémur es más grande, corta y redondeada. También la pelvis tiene un aspecto más moderno.
Su altura era similar a Australopithecus africanus, de unos 1'3 m, así como su peso, calculado en 40 kg, aproximadamente.

Homo habilis y Homo erectus


Hallazgos realizados en el noreste africano (zona del lago Turkana) por Louise y Meave Leakey (hijas de Louis y Mary Leakey) publicados en el 2007 aproximan la existencia del Homo habilis a fechas más recientes: hasta por lo menos 1.440.000 años antes del presente existieron Homo habilis, tal datado implica que al menos por unos 500.000 años coexistieron en los mismos territorios los H habilis y los Homo erectus, las investigadoras opinan que inicialmente no debieron haber existido mayores conflictos entre las dos especies, sin embargo el crecimiento de la población de H erectus habría terminado con una lucha en pos de los recursos de la cual habrían salido exitosos los H erectus. Ese mismo hallazgo pone en duda – por otra parte– una filiación directa entre ambas especies. Aunque hay autores como Erik Trinkaus que opinan que la convivencia no descarta que los habilis sean ancestros directos de los erectus.


El Homo erectus

El Homo erectus es un homínido extinto, que vivió entre 1,8 millones de años y 300.000 años antes del presente (Pleistoceno inferior y medio). Los H. erectus clásicos habitaron en Asia oriental (China, Indonesia). En África, se han hallado restos fósiles afines que con frecuencia se incluyen en otra especie, Homo ergaster; también en Europa, diversos restos fósiles han sido clasificados como H. erectus, aunque la tendencia actual es a reservar el nombre H. erectus para los fósiles asiáticos.
Era muy robusto y tenía una talla elevada, casi 1,80 m de media. El volumen craneal era muy variable, entre 800 y 1200 cc (la media fue aumentando a lo largo de su dilatada historia). Poseía un marcado toro supraorbitario y una fuerte mandíbula sin mentón, pero de dientes relativamente pequeños. Presentaba un mayor dimorfismo sexual que en el hombre moderno.
La industria lítica que producía pertenece principalmente al Achelense y probablemente conocía el uso del fuego.



Herramientas



Miles de instrumentos líticos han sido encontrados en asociación con fósiles del Hombre de Pekín: tajadores, rascadores, cuchillos, martillos, yunques y algunas puntas. también instrumentos de huesos de ciervo, gamo y búfalo, como cavadores, cuencas, cuchillos y puntas. Se ha comprobado además que el Hombre de Pekín usaba el fuego para cocinar, pues en su cueva se han encontrado cenizas y carbón vegetal asociados a huesos de animales y a semillas quemadas; sin embargo, no hay acuerdo sobre si era fuego conservado de fuentes naturales o era ya producido artificialmente. Encontraron también instrumentos de construcción como martillo etc.


Homo neanderthalensis




El Hombre de Neandertal (Homo neanderthalensis) es una especie del género Homo que habitó Europa y partes de Asia occidental desde hace 230.000 hasta 29.000 años atrás, durante el Pleistoceno medio y superior y culturalmente integrada en el Paleolítico medio.
Sus características definidoras, a partir de los huesos fósiles descubiertos hasta ahora (unos 400 individuos), son: esqueleto robusto, extremidades cortas, tórax en barril, arcos supraorbitarios resaltados, frente baja e inclinada, faz prominente, mandíbulas sin mentón y gran capacidad craneal —1.500 cm³—. Vivían en grupos organizados, formados por alrededor de unos treinta miembros.
Los neandertales fueron una especie bien adaptada al frío extremo. En ellos se notan cráneos alargados y amplios, complexión corta y robusta, y nariz grande; rasgos que denotan adaptación a climas fríos, como se puede observar actualmente en las poblaciones del Ártico. Sus cerebros eran igual o más grandes que los del hombre moderno. Un neandertal promedio tendría una altura de 1,65 m, de contextura pesada, y musculatura robusta.
El estilo de herramientas líticas utilizadas en el Paleolítico medio por los neandertales es la cultura Musteriens, así llamada por haber sido encontradas por primera vez en el yacimiento arqueológico Le Moustier. La cultura musteriense está caracterizada por la utilización de la técnica de talla Levallois. Estas herramientas fueron producidas usando martillos de percusión blandos, como huesos o madera. En los últimos tiempos de los neandertales se nota en el registro arqueológico el estilo Châtelperroniense, considerado como más "avanzado" que el musteriense.



Clasificación



William King le asignó en 1864 el nombre Homo neanderthalensis, dándole condición humana pero considerándolo una especie diferente. Posteriormente y debido a su elevada capacidad craneal equivalente a la del humano actual (y muchas veces superior), se le denominó Homo sapiens neanderthalensis durante la mayor parte del s.XX, a pesar de las notables diferencias anatómicas. Su lugar en la clasificación científica ha sido fuertemente debatido, pero el consenso actual lo ubica como una especie aparte (Homo neanderthalensis). La genética ha demostrado que el Hombre de Neandertal evolucionó paralelamente al Homo sapiens desde antepasados comunes lejanos. Los científicos han tenido éxito en extraer el ADN de varios esqueletos de neandertales. Después de un cuidadoso análisis, particularmente del ADN mitocondrial y además de una cantidad de ADN nuclear, parece que el ADN de los neandertales es muy diferente al del H. sapiens. Al medir el grado de diferencia filogenética entre el ADN de los neandertales y el de los humanos modernos, los investigadores sugieren que estas dos especies surgieron de linajes separados hace por lo menos 400 mil años y hasta 1 millón de años atrás. Aunque no se descarta un pequeño aporte neandertal al acervo genético del Homo sapiens, el reciente estudio del material genético procedente de la muela de un niño neandertal de hace 100 mil años ha concluido que el hombre de Neandertal no es antepasado del Homo sapiens.



Si bien un reciente estudio aporta datos para creer que los seres humanos actuales tienen genes neandertales y el cruce entre especies podría haber ocurrido.
Mientras el Homo sapiens evolucionó en África, desde donde migró hace entre 100 mil y 60 mil años hacia el resto del planeta, el Hombre de Neandertal se cree que desciende del Homo heidelbergensis. Estudios recientes indican que su origen podría estar en la Península Ibérica



Existencia en el tiempo
Las diferencias con sus antecesores no son sólo morfológicas, sino también de comportamiento: por ejemplo, practicaban enterramientos de cuerpos en compañía de alimentos, armas o utensilios. Se discute si utilizaban ciertos adornos, así como trozos de bióxido de manganeso y de ocre rojo afilados como lápices o bien reducidos a polvo, para dibujar en las paredes.
No se han hallado restos de neandertales del periodo de la glaciación de Riss (200.000-125.000 a. C.), durante el cual debió producirse una lenta evolución, pero después de esta época fría, en el interglaciar Riss-Würm (125.000-100.000 a. C.) ya se encuentran varios restos de protoneandertales en diversos puntos de Europa, entre ellos los de Gibraltar.
En la Península Ibérica hay pruebas de su existencia desde los primeros estadios (hace unos 600 mil años) hasta hace aproximadamente 28.000 años, como indican estudios recientes.
Surgieron hace por lo menos 150.000 años en el Paleolítico inferior y desaparecen del regístro fósil hace unos 28.000 años, después de haber creado y desplegado la importante y extendida cultura Musteriense, que se considera como la expresión del Paleolítico medio, y también el Châtelperroniense, que actualmente se cree que habría sido autóctono. Las causas de su extinción son todavía motivo de debate: ¿Los sapiens compitieron intensamente con ellos por recursos?, ¿los mataron y exterminaron en combate? ¿los contagiaron de enfermedades para las cuales carecían de defensa? o ¿no soportaron, los neandertales, determinados cambios climáticos o ambientales? O está la posibilidad de la hibridación, o sea que haya existido un cruce entre las dos especies y los Homo sapiens los hayan absorbido.La hipótesis de mixogénesis Homo sapiens /Homo neanderthalensis resulta, por los mapeos de secuencias de ADN, prácticamente descartada; la extinción masiva de Homo neandertalensis por la rigurosidad de la última gran glaciación hasta la fecha también parece descartada ya que los neandertales habrían estado muy bien adaptados al clima glacial, de modo que lo más probable (reforzada tal probabilidad por la rápida desaparición de los neandertales tras la irrupción de los Homo sapiens en Europa) es que el principal motivo para la extinción fuera la competencia con los H. sapiens. Los últimos reductos de neandertalensis se encontraron en el sur de territorios actualmente españoles (Andalucía).



Canibalismo



El canibalismo es algo probado en diferentes yacimientos neandertales, como Moula-Guercy o Vindija. Los restos óseos presentan marcas de corte realizadas con herramientas de piedra, y están muy bien conservados por haber sido eliminada de sus huesos toda la carne. No era un canibalismo antropofágico sino ritual, según se cree. Ya que al parecer la carne se quitaba de los huesos para ser enterrados, y no para ser comida. Esto se sabe por comparación etnológica. Bajo un microscopio se nota la diferencia de los cortes realizados en animales de caza para ser comidos, y en los que se practican en huesos de los miembros fallecidos del grupo.
Esta sería una práctica que se habría realizado a lo largo de largos períodos y en diferentes regiones. Los yacimientos mencionados están uno en Francia y el otro en Croacia; el primero está datado en 100 mil años y el segundo en 30 mil. También se han encontrado evidencias de canibalismo ritual en El Sidrón y Atapuerca (España), en Combe Grenal (Francia), en Krapina(Croacia) y en la cueva de Guattari (Italia).
Aunque en el caso de la cueva del Sidrón se cree que podría ser un canibalismo con fines alimenticios, debido a hambrunas. Al parecer, en los dientes de esos individuos se pueden ver períodos de hambruna, y los huesos están triturados como para quitarles el tuétano, es decir, los "limpiaba" con fines alimenticios, y no rituales.

Lenguaje y arte



Es polémica la cuestión de qué forma de comunicación manejaban los neandertales: si un lenguaje relativamente similar al moderno (con estructura compositiva y reglas gramaticales, de modo que un número limitado de palabras se combina para crear un número ilimitado de frases posibles) o algunas formas menos desarrolladas y, en cierto sentido, más próximas al sistema de comunicación de los simios.
Entre los autores que consideran que los neandertales no usaban un lenguaje como tal está el arqueólogo Steven Mithen, de la Universidad de Reading, que defiende la teoría de que tenían un sistema de comunicación "Hmmmm" (esto es, holístico, manipulador, multimodal, musical y mimético. Véase The Singing Neanderthals). Lieberman realizó un modelo coincidente con la opinión de Mithen: la situación del cuello adelantado y la disposición de la laringe parecerían haber dificultado un lenguaje articulado, sin embargo otros estudios suponen que el hiodes estaba lo suficientemente desarrollado y posicionado como para la emisión de fonemas discretos con capacidad simbólica, aunque de un modo mucho más tosco que en el Homo sapiens.El arte (musteriense) de los neandertales aún presenta controversias: André Leroi-Gourhan, entre otros, observó que podían, y de hecho solían hacerlo, rendir homenajes a sus difuntos (elaborando sencillas tumbas), bastante tardíamente, cuando ya podrían haber entrado en contacto con los H. sapiens los neandertales parecen haber estado dotados de la suficiente habilidad como para copiar rudimentariamente el arte de los H. sapiens primitivos: en yacimientos correspondienes a neandertales se han hallado algunos pocos objetos de cuerno pulido que parecen haber tenido un valor estético e incluso una muy tosca máscara confeccionada con una basta placa de piedra a la cual se le practicaron dos oquedades a modo de ojos.
En El Sidrón (yacimiento localizado en Asturias, de 43.000 años de antigüedad), se han podido tomar muestras (estudiadas por Carles Lalueza) que permiten reconstruir dos importantes genes neandertales: el FoxP2 relacionado con la posibilidad del habla, y del MCR1, de la pigmentación, que indicaría color del pelo rubio y pelirrojo.

Extinción



Se han propuesto muchas explicaciones para la extinción de los neandertales, en relación o no con la expansión de los cromañones con los que convivieron en Europa en los últimos milenios de su vida como especie. El paleobotánico José Carrión, de la Universidad de Murcia, propone una tesis de extinción por cambio ambiental ligado a los cambios climáticos.
El neandertal es un animal meridional, de bosque abierto o sabana (árboles grandes, arbolitos sueltos y hierba), no es un hombre de estepa. Siempre los han pintado en el norte de Europa, pero ellos se iban al norte cuando hacía calor; en los periodos glaciales estaban en el sur de España, el sur de Italia y la península grecobalcánica. Por su tecnología, posiblemente cazaban en grupos pequeños y al acecho, escondiéndose detrás de árboles y arbustos. Y ocurre algo inesperado: el paisaje se hace entonces muy abierto, muy estepario, con pocos arbustos, y el tipo de animales cambia. Pasa de una gran diversidad de fauna a otra menor pero muy grande: mamuts, bisontes, renos... Animales que hay que cazar de otra manera, con proyectil o lanzando piedras a distancia. Y sus herramientas de caza son más pequeñas y lanzables, no pesan. La mejor tecnología para esa caza la tiene nuestra especie, los sapiens que vienen de la estepa asiática perfectamente adaptados. Pero todavía sobrevivió miles de años.



Homo sapiens sapiens



Los seres humanos (a veces llamados genéricamente hombres, aunque ese término puede aplicarse también específicamente a los individuos de sexo masculino) constituyen, desde el punto de vista biológico, una sola especie animal: Homo sapiens. En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluyó numerosas otras especies. Desde la extinción del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie viva del género Homo. Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad, por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
Filosóficamente, quizá no haya tarea más compleja para el Hombre que definir al mismo Hombre, debido a la complejidad que ello representa. Desconocemos los alcances y el destino de nuestra propia especie. El papel del hombre en el Universo es múltiple: como admirador, que no artífice, como inquisidor y como Ser que ha procurado, en algún modo, trascender dejando una impronta o huella en él. Se ha de afirmar que hemos de ser concientes de las potencialidades así como las limitaciones que como especie tenemos y muchas veces el intento de tomar el control no va más allá de ingenuas fantasías que alimentan nuestra mitología moderna.



Evolución humana


En principio, en cuanto perteneciente al infraorden de los catarrinos, el Homo sapiens parece tener su ancestro, junto con todos los primates catarrinos, en un período que va de los 50 a 33 millones de años antes del presente (AP), uno de los primeros catarrinos, quizás el primero, es el Propliopithecus, incluyendo al Aegyptopithecus, en este sentido, el ser humano actual, al igual que primates el "Viejo Mundo" con características más primitivas, probablemente descienda de esa antigua especie. En cuanto a la bipedestación, ésta se observa en ciertos primates a partir del Mioceno. Ya se encuentran ejemplos de bipedación en el Oreopithecus bambolii y la bipedestación parece haber sido común en Orrorin y Ardipithecus. La mutación que llevó al bipedación fue exitosa porque dejaba libre las manos como para fabricar artefactos y, particularmente, porque en la marcha un homínido ahorra mucha más energía andando sobre dos patas que sobre cuatro, puede acarrear objetos durante la marcha y otear más lejos. Sin embargo de remontarse la bipedestación a quizás a unos 8 millones de años aP, la andadura o forma de marcha típica del humano moderno se consolida aproximadamente hace al menos unos 1,5 millones de años con el Homo erectus o con el Homo ergaster, previo a éstos los primates antropoides apoyaban toda la planta del pie haciendo una flexión y descargando el peso en el calcanio, la andadura moderna implica la existencia de un pequeño ángulo entre el dedo gordo y el eje del pie, así como la presencia del arco longitudinal de la planta y una distribución medial del peso (notar que en las mujeres la andadura distribuye el peso más hacia las partes internas del pie debido a la mayor anchura de la pelvis).
Probablemente cuando los ancestros del Homo sapiens vivían en selvas comiendo frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad metabólica, que tiene la mayoría de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina; ya antes parecen haber perdido la capacidad de digerir la celulosa. Tales pérdidas durante la evolución han implicado sutiles pero importantes determinaciones: cuando las selvas originales se redujeron o, por crecimiento demográfico, resultaron superpobladas, los primitivos homínidos (y luego los humanos) se vieron forzados a recorrer importantes distancias, migrar, para obtener nuevas fuentes de nutrientes, la pérdida de la capacidad de metabolizar ciertos nutrientes como la vitamina C habría sido compensada por una mutación favorable que permite al Homo sapiens una metabolización óptima (ausente en primates) del almidón y así una rápida y "barata" obtención de energía, particularmente útil para el cerebro. El Homo sapiens parece ser una criatura bastante indefensa y como respuesta satisfactoria la única solución evolutiva que ha tenido es su complejísimo sistema nervioso central. Espoleado principalmente por la busca de nuevas fuentes de alimentación. Se ha observado que la cefalización aumentó paralelamente al incremento de consumo de carne[cita requerida]. La habilidad humana para digerir alimentos con alto contenido de almidón como las papas, podría explicar el éxito del homo sapiens en el planeta, sugiere un estudio genético.
El pliegue epicántico de los párpados existente en gran parte de las poblaciones del Asia y de América, el pliegue que hace 'bridados' en su aspecto externo a los ojos, ha sido una especialización de poblaciones que durante las glaciaciones debieron pervivir en lugares con abundancia de nieve: los ojos vulgarmente llamados "rasgados" entonces fueron el modo de adaptación para que los ojos no padecieran un excesivo reflejo de la luz solar reflejada por la nieve.
Las primeras modificaciones importantes que aparecen en la filogénesis de las especies que constituyen la línea evolutiva que desemboca en el Homo sapiens. Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de años), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática (por ejemplo, el corazón recibe -relativamente- "poca" sangre).
Véase también: Prehistoria, Homo, Origen de los humanos modernos, Historia y Arqueología

Espiritualidad y trascendencia


En muchas civilizaciones los seres humanos se han visto a sí mismos como diferentes de los demás animales, y en ciertos ámbitos culturales (como las religiones del Libro o buena parte de la metafísica del Occidente) la diferencia se asigna a una entidad inmaterial llamada alma, en la que residirían la mente y la personalidad, y que, en algunos casos, se imagina que puede existir con independencia del cuerpo.


Arte


Posiblemente, la manifestación más clara de humanidad es el arte —en el sentido amplio del término—, que produce la cultura. Por ejemplo, los individuos de una determinada especie de ave fabrican un nido, o emiten un canto, cuyas características son específicas, comunes a todos los individuos de esa especie. En cambio, cada hombre puede imprimir a sus acciones los rasgos propios de su individualidad; por eso, cuando se analiza un cuadro, una forma de escribir, una manera de fabricar herramientas, etc., se puede deducir quién es su autor, su artífice, su artista.
Paralelamente, también somos la única especie que dedica su tiempo y energía a algo inútil desde el punto de vista puramente práctico. El arte es una de las manifestaciones de la creatividad humana, pero una manifestación vacía y negativa desde el punto de vista de la supervivencia. Si bien, esta actividad en principio dañina, en realidad es la herramienta con la cual desarrollamos nuestra cultura, nuestra unión, y nuestra fuerza como pueblo. Nos divide y separa de unos pueblos; y nos hermana con otros. En esta telaraña que envuelve a nuestras sociedades, a nuestro planeta.

Sociedad


Una sociedad humana, entidad poblacional o hábitat, es aquella que se considera a sí misma, a los habitantes y a su entorno; todo ello interrelacionado con un proyecto común, que les da una identidad de pertenencia. Asimismo, el término connota un grupo con lazos económicos, ideológicos y políticos. Tal sociedad supera al concepto de nación-estado, este plantenado a la sociedad occidental como una sociedad de naciones, etc.

Hábitat


En relación a la capacidad para realizar grandes modificaciones ambientales, cabe decir que el Homo sapiens es actualmente un poderoso agente geomorfológico, llegando incluso a ser la única especie capaz de hacer desaparecer prácticamente todo vestigio de vida en el planeta, desde mediados de siglo XX; es en éste y otros sentidos que el ser humano es actualmente el mayor superpredador y el ser vivo más poderoso del planeta, en comparación de los demás organismos vivos. Sin embargo, sigue siendo frágil ante posibles eventos cataclísmicos que pudieran afectar su hábitat, como las glaciaciones.
El Homo erectus, por ser un animal muy vulnerable en estado de naturaleza es muy dependiente de la tecnología (ergo: es dependiente de la ciencia por primitiva que esta sea), así es que se dice del Homo sapiens que es "Homo faber".
Quizás, dado que todo sistema retroalimentado de forma natural llega a su fin, el fin de un ecosistema llega cuando la vida ha logrado evolucionar hasta lograr seres con un grado de conciencia capaz de programarse en función de la educación recibida y no según lo termodinámicamente sostenible. La educación es, por tanto, la demostración evidente de si somos parte de un sistema aún mayor o intentamos independizarnos de todo, estableciendo nuestras formas de obtener nuestros recursos, sin tener en cuenta los ya establecidos por la propia naturaleza.
Por ejemplo: La naturaleza nos dota de capacidades físicas para buscar alimentos en el medio que nos rodea de una manera termodinámicamente eficaz. Nosotros establecemos que lo mejor es racionalizar los medios que la naturaleza nos da y replicarlos de forma industrial, aplicando procesos que no se dan de forma natural, aumentando el consumo energético por redundar algo que ya existe y ampliándolo a algo totalmente termodinámicamente innecesario, como es el hecho de que te lleven el alimento a casa, de intervenir los códigos genéticos de los alimentos para hacerlos resistentes a enfermedades, de influir en qué alimentos contendrán semillas y cuáles no y un largo etcétera, que a día de hoy nos hace la vida más cómoda, pero que ignoramos cómo nos van a afectar esos cambios en nuestra estructura genética y, por lo tanto, si nuestra descendencia portará características fundamentales para sobrevivir a un medio natural o, por el contrario, nacerán y dependerán tan íntimamente del medio artificial que cualquier modificación a ese medio le incapacite de tal manera que provoque su extinción.



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